Safari por la Reserva Nacional de Masai Mara en Kenia

¿Por qué visitar la Reserva de Masai Mara?

Masai Mara es, junto al Serengeti (en Tanzania) el mejor parque nacional de África para hacer un safari fotográfico. Aquí se encuentran la mayor concentración de grandes mamíferos de nuestro planeta.

 

Es “Él” parque por excelencia, donde National Geographic graba sus documentales de fauna salvaje africana y donde tiene lugar anualmente la Gran Migración de millones de ñues y cebras.

 

Es un parque imprescindible. Merece la pena viajar a Kenia solo para visitar Masai Mara. Sus paisajes son, también, de película.

¿Qué animales se puede ver en Masai Mara?

En Masai Mara se pueden avistar los 5 Grandes, es decir; elefante, león, leopardo, búfalo y rinoceronte. Pero además se pueden ver multitud de especies, como; avestruces, jirafas, guepardos, hienas, hipopótamos, cocodrilos, facoceros, chacales, todo tipo de antílopes (kudus, oryx, eland, gacelas, impalas, dik dik, etc.), ñues, cebras y multitud de especies de aves (buitres, águilas reales, secretarios, etc.)

Nuestra experiencia de safari por Masai Mara

Hoy nos ponemos en marcha hacia el mítico Masai Mara. Tenemos por delante un largo camino. Aquí en Kenia, las distancias entre los parques nacionales son mucho más largas que en Tanzania. Allí, los cuatro parques nacionales del norte; Lago Manyara, Cráter de Ngorongoro, Serengeti y Tarangire, están prácticamente a tocar entre ellos y las distancias son cortas.

 

No es que hayan muchos kilómetros de distancia, pero la conducción es lenta. Por estas carreteras keniatas conducen muchos camiones pesados y hay mucha vida en los márgenes, así que se conduce despacio, sin prisas y los trayectos se hacen eternos…

 

Hacemos una parada en Narok, una población que queda a medio camino. Aquí Mondia se toma su café y descansa un poco. Mientras nosotros aprovechamos para miccionar en los lavabos de las tiendas de souvenirs y claro, tenemos que pasar por el medio de todo el producto. Estas tiendas están muy orientadas a los turistas. Son tiendas cutres, de latón y tela, pero son enormes y cuentan con una variedad de productos increíbles… desde tallas africanas enormes, casi de tamaño natural, a miniaturas, collares, pendientes, todo tipo de abalorios masais, telas y mantos masai, figuras de alabastro y otros minerales, mascaras, café, en fin, miles de cosas.

 

A mi me estresan estas tiendas, nunca sé que comprar y no me gusta el regateo. A Toni todo lo contrario, es un experto y duro negociador, y ya ha empezado a adquirir recuerdos. Ya ha tenido sus primeros encontronazos fruto de la diferencia entre lo que le piden y lo que ofrece, no se corta un pelo. Alex, por su parte, lo compraría todo, pero se controla y va tanteando precios. Le molesta mucho que le pidan de entrada un dineral por cualquier tontería y su primera reacción es mandarlos a freír espárragos… A Kike le importan muy poco todas estas baratijas, se vuelve al coche a leer el libro que le recomendé “El Sueño de Africa” de Javier Reverte.

Al fin llegamos a Masai Mara, el gran parque nacional de Kenia. Mondia nos lleva directamente al Mara Simba Lodge, donde hacemos el check-in y comemos. El restaurante de este Lodge está sobre una curva de río que parece de reportaje de National Geographic, seguro que se ven cocodrilos a menudo por aquí.

 

Después de comer Alex, Toni y yo nos pegamos un baño rapido en la piscina del Lodge. Es nuestro primer baño en Kenia. Hace un calor muy intenso y nos sienta de maravilla. Seguidamente nos dirigimos al parque para hacer un game drive por la tarde. Kike decidió quedarse en el Lodge, no se encontraba muy fino y prefirió descansar. Llevábamos ya unos cuantos días probando comida con salsas, especias y bacterias que nuestro organismo no está acostumbrado y empezábamos a tener algunos problemillas estomacales… Toni no, es inmune a cualquier bacteria, él lo prueba todo y repite hasta 4 veces las sopas y caldos que nos daban…

 

Al llegar a la entrada del parque, nos encontramos con un numeroso grupo de mujeres masai que nos asaltan el coche… Mientras Mondia va a pagar las tasas de conservación, las mujeres masai nos introducen sus largos y arrugados brazos llenos de abalorios para tratar de vendernos algo. Se muestran muy insistentes y pesadas, se nota que es temporada baja y que hace tiempo que no venden mucho…

 

Estuvimos un buen rato esperando a Mondia y tuvimos la oportunidad de observar a aquellas mujeres. Los masai, como ya os conté anteriormente, es una etnia nilótica, es decir, que bajaron de la cuenca del Nilo hasta estas tierras. Son tradicionalmente guerreros y nómadas. Se desplazaban en busca de pastos para sus rebaños. Hoy en día, ya han dejado de guerrear y por lo visto se han puesto a vender de forma agresiva… No les reprocho nada, todo el mundo tiene derecho a sumarse al carro de la evolución.

 

Estas mujeres parecían de mediana edad, yo diría que rondaban los 50 tacos, como nosotros. Mostraban un aspecto muy racial, es decir, tenían rasgos muy masai, era muy negras y todas calvas. Vestían bonitas y coloridas telas rojas y verdes y algunas tenían las orejas deformadas por los abalorios que portaban.

 

Hay una leyenda que me gusta mucho que dice que hasta estas latitudes llegaron algunas expediciones de los antiguos romanos. Lo demuestra el hecho de que los masai vistan telas con estampados que recuerdan a los de los romanos, a mi me lo parece totalmente y me gusta imaginarme a aquellos destacamentos luchando con los leones.

 

Toni estaba encantado de negociar con aquellas mujeres, tenía la ventanilla abierta de par en par y se le veía disfrutar con aquella situación. Yo, tras un rato con la ventana abierta y con 3 brazos encima de mi regazo dándome toques para que me fijara en los collarcitos, decidí cerrarla para no dar falsas esperanzas a las masai.

 

Al fin llegó Mondia y pudimos ingresar en el parque. Nos fuimos directamente a hacer una breve inspección al Mara Leisure Camp. A continuación, salimos de safari por el Masai Mara.

El Masai Mara es el mismo parque que el Serengeti en Tanzania. Solo que en la parte keniata lo llaman Masai Mara y en la parte tanzana lo llaman Serengeti. En realidad Masai Mara es tan solo el 15% del total del espacio del ecosistema de Serengeti. Es, eso si, la parte más húmeda debido a que por aquí transcurren dos grandes ríos, el Mara y el Talek. En la época seca de la región, entre julio y octubre, las grandes manadas migratorias vienen a Masai Mara a veranear y esas fechas es cuando se pueden ver los pasos de río de los ñues y las cebras, con los cocodrilos acechándoles.

 

Empezamos a ver animales; cantidad de jirafas a la entrada, topis, ñues, cobos de agua, impalas, parejas de facoceros, enormes elands, unas águilas enormes desgarrando una presa en su nido…

 

Nos maravillaba la inmensidad de todo aquello, el cielo con aquellas nubes tan bonitas, tan blancas y con los rayos del sol apareciendo desordenadamente por los huecos que dejaban las formaciones nubosas. Podíamos ver varias zonas donde estaba lloviendo, a lo lejos… No tenemos nada igual por Europa, ningún espacio abierto sin montañas que interrumpan el paisaje, eso es lo que hace especial estos paisajes africanos, la tierra sin fin…

 

De pronto vimos unos cuantos coches amontonados, eso significa un buen avistamiento. En efecto, era un grupo de 5 guepardos jóvenes, que maravilla!. El guepardo es uno de mis animales preferidos. Lo encuentro tan elegante y a la vez tan salvaje… Es el animal terrestre más rápido de nuestro planeta, su fisonomía ha evolucionado para poder correr y cazar a sus presas en las grandes llanuras, como en la que nos encontrábamos aquella tarde.

 

Los 5 ejemplares estaban merodeando por allí, como se acercaba la puesta de sol me imagino que estarían buscando un lugar para pasar la noche, pero mientras se movían iban levantando la cabeza, controlando todo su entorno. A nosotros no nos hacían ni caso, saben que no somos una amenaza para ellos y que en breve desapareceremos de allí, así que nos ignoran por completo.

 

Mientras los vehículos iban desapareciendo, Mondia hizo un movimiento que resultó fantástico. Rodeó a los guepardos y se sitúo justo delante de donde se dirigían. Nos encontramos de frente a los 5 jóvenes y estábamos solos!. Pudimos disfrutar de la escena un buen rato. Los guepardos se acomodaron en unos matorrales y nos mostraron todo tipo de muecas y algún bostezo, dejando ver sus terribles colmillos. El sol se estaba poniendo, la luz se atenuaba, lo que embellecía aún más aquel momento.

5 guepardos en Masai Mara buscando su próxima presa

Nos despedimos de los 5 magníficos y ya de regreso al Lodge, nos encontramos con una manada de elefantes pastando entre la vegetación. Había unos 10 elefantes desperdigados, algunos pequeños, casi no se les veía porque la hierba era muy alta. Se movían con parsimonia, aquellos enormes cuerpos se balanceaban tranquilamente, arrancando manojos de hierba y llevándoselos a la boca con la trompa. No tenían nada más que hacer que comer. Nuestro coche se situó de forma que veíamos a los elefantes con la puesta de sol detrás, lo que nos mostraba la silueta de los elefantes a contraluz, con los puntiagudos cuernos, la trompa y las orejas sobresaliendo, la silueta de las acacias solitarias y el horizonte explosionando en tonos azules, amarillos, naranjas, blancos, etc. Fue, que yo recuerde, la puesta de sol más bonita que he visto en mi vida.

 

Esta es una de las imágenes que se me ha quedado grabada en mi memoria del viaje a Kenia, las puestas de sol en Masai Mara. Los colores, las nubes, la inmensidad, la explosión de luz y oscuridad… tendré que publicaros alguna foto porque mediante palabras es difícil de entender.

Otra de las cosas que nos sorprendió mucho es que mientras por un lado del globo terráqueo se pone el sol, por el lado contrario sale de nuevo, simultáneamente!! Mondia nos explicó que esto ocurre porque Kenia está situado justo en la línea del Ecuador.

 

De camino al Lodge pudimos disfrutar de aquella maravilla de la naturaleza, con la capota del coche levantada, con la fresca brisa acariciando nuestras cabezas y despeinando nuestros cabellos, que mágicos momentos…

 

Al llegar al Lodge fuimos a ver como se encontraba Kike. Parece que había podido descansar y estaba un poco mejor. Luego, durante la cena, le estuvimos explicando todo lo que habíamos visto y sentido en nuestro primer game drive por el Masai Mara.

Atardecer en Masai Mara, de los más bonitos que he visto en mi vida...

Un nuevo día en Masai Mara. Hoy teníamos por delante un día completo de safari por la Reserva de Masai Mara. Después de lo vivido ayer, teníamos muchas ganas de echarnos al monte y explorar todos los rincones del parque. Kike estaba mejor y pudo sumarse a la expedición.

 

Antes de salir hice la inspección del Mara Simba Lodge, muy bueno, como todos los de la cadena Simba que habíamos probado en Kenia. También fuimos a visitar el Semtrim Mara Lodge, un alojamiento para presupuestos ajustados.

 

Ya libres de nuestras obligaciones, teníamos todo el día por delante para explorar el Masai Mara. Lo primero que vimos al entrar al parque fue varios rebaños de vacas hindús muy numerosos, vigiladas por pastores masai. Parece ser que los masai tienen derecho al uso de ciertas partes del parque, no en vano, aquellas tierras les pertenecen desde tiempos ancestrales. Le preguntamos a Mondia si aquella gente no tenía miedo a los animales salvajes y nos dijo que habían convivido con ellos desde tiempos inmemoriales, así que estaban acostumbrados. De hecho, gran parte de la cultura masai está muy relacionada con los animales, por ejemplo, el rito de iniciación de los jóvenes masai. Cuentan que, para convertirse en un hombre, tenía que aventurarse solos en la sabana y matar a un león con una lanza. Si lo conseguía, era aceptado como un masai adulto.

 

Manadas de jirafas y cebras pastando juntas y en armonía, una pareja de avestruces, una hiena escondida entre la maleza, que se levantó y empezó a caminar oteando su alrededor compulsivamente, como los guepardos de ayer por la tarde. Aquí, en el terreno salvaje, si no te andas con cuidado, te puede sorprender cualquier otro animal más fuerte que tú y no lo cuentas, por eso todos los animales, excepto los elefantes, se andan con mucho cuidado.

 

Una manada numerosa de búfalos africanos, habría unos 100, prácticamente todos con sus pájaros antiparásitos encima. Este animal es también muy peligroso, sobre todo los machos solitarios. Tienen muy malas pulgas y su envergadura y agresividad es temida incluso por los leones.

 

Nos fijamos en un ejemplar macho que iba muy sucio, con mucho barro y con unos 15 pájaros antiparásitos encima. Tenía la cabeza llena de moscas y parecía que le costaba respirar. Pensamos que debía estar enfermo, tenía mala pinta, caminaba muy lento, como arrastrándose, pero de repente, quiso acercarse más a su grupo, y empezó a trotar con energía… nos sorprendió aquel cambio de comportamiento…

Estábamos explorando la basta sabana africana, de pronto apareció un guepardo subido a un pequeño montículo, vigilando el horizonte. Esta posición es muy habitual en estos felinos, utilizan las termiteras o los pequeños montículos elevados para observar su alrededor, en busca de presas, pero también para vigilar el acercamiento de posibles predadores.

 

Grupos de mangostas que se escondían en sus madrigueras a nuestro paso, jirafas sentadas!. Una extraña posición para este animal. Claro que había varias de pie, de guardia.

 

Grullas coronadas, un par de cebras juntas, cada una mirando hacia un lado. Todos los animales adoptan hábitos que tienen que ver con la vigilancia y la supervivencia, hasta los más poderosos.

 

Y por fin, tres leonas en frente nuestro. Eran 3 hembras, dos de ellas metidas entre los matorrales para evitar el sol, que en aquellos momentos era intenso. Y la otra mirando fijamente, mientras se movía lentamente, hacia lo lejos. Parece que había visto algo interesante y no quería perderlo ni un segundo. No nos hicieron ni caso, como si fuéramos invisibles, mientras nosotros les acribillábamos a fotografías. El momento era épico, leones rozando nuestro vehículo.

 

Una de las leonas andaba coja de una pata delantera. Le costaba moverse, pero no se le veía ninguna herida. Dicen que un animal herido en la sabana africana es un animal muerto. Si esta pobre leona se encuentra con una jauría de hienas, lo tendrá crudo… Aquí impera la ley del más fuerte.

Estuvimos un buen rato observando y contemplando aquellas preciosas leonas. No hubo acción mientras estuvimos allí y así ocurre la mayor parte del tiempo en la sabana africana. Los reportajes del National Geographic han desvirtuado un poco la realidad africana. Los leones duermen prácticamente 20 horas al día, el resto se dedican a desplazarse y a cazar, pero no comen cada día. Muchas veces, casi la mayoría de las estrategias de caza no tienen recompensa y se quedan sin comer. Un ataque de un león a su presa dura segundos, pero son tan intensos y requieren de tanta energía, que ya no se podrán mover el resto del día. Lo mismo les ocurre a los guepardos y otros depredadores. Así que ver una escena de caza es muy difícil, el que la pueda presenciar puede considerarse un afortunado.

 

Los del National Geographic filman escenas increíbles, pero es que ellos se pasan meses filmando, día a día y persiguiendo a sus objetivos constantemente. Al final, publican las mejores tomas y claro, nos dejan con la boca abierta.

 

Continuamos nuestro game drive; nos encontramos con un elefante solitario debajo de una acacia enorme, también solitaria. La imagen es preciosa. El elefante se rasco un poco con el tronco del árbol y continuó comiendo hierba. Qué bonito ejemplar, con sus colmillos intactos y su enorme trompa arrancando la verde hierba.

Un elefante macho a la sombra de una acacia en pleno Masai Mara

En un momento en el que Mondia se metió por una zona embarrada, nuestro vehículo se quedó enganchado. El nivel de barro era importante, así que tuvimos que bajar del coche a empujar. Después de lo que habíamos visto, no nos hizo ninguna gracia salir del coche, pero le pusimos valentía y conseguimos sacar el coche de allí, eso sí, nos quedamos llenos de barro… Mondia continuó durante un rato por zonas con mucho barro, pero la minivan demostró que su 4x4 funcionaba perfectamente.

Por la mañana le había comentado a Mondia que estábamos muy interesados en llegar hasta el río Mara. Nos hacía mucha ilusión ver este mítico rio africano, y llegamos. Fue espectacular ver el curso del río con un caudal considerable de agua, muy turbia, marrón, infestada de cocodrilos inmensos y familias de hipopótamos.

 

Esta fue otra de las imágenes que se me han quedado grabadas en mi memoria. Estuvimos un rato observando una curva del río. Vimos como los hipopótamos se peleaban entre ellos y emitían fuertes gruñidos, era una imagen de Africa salvaje total. Había hipopótamos sumergidos en el agua, asomando solo cabeza y un poco de espalda, pero otros estaban completamente fuera del agua, a salvo, en unos islotes de tierra, se veían crías pequeñas, estas han de tener mucho cuidado con los machos porque a veces los atacan y matan sin piedad.

 

Había cocodrilos también fuera del agua, en los márgenes de tierra del río, tomando el sol como buenos reptiles de sangre fría. Otros nadaban por el río lentamente, asomando sus escarpadas espaldas y sus temibles cabezas. Eran ejemplares inmensos, de los que atacan a ñues y cebras en la época de la migración, cuando estos tratan de cruzar estos ríos.

El río Mara, infestado de cocodrilos e hipopótamos

Se veían zonas erosionadas en los márgenes del río con múltiples huellas, por ahí bajan los rebaños de ñues y cebras para cruzar el río. Me podía imaginar perfectamente la escena de un primer individuo, el más osado (o inconsciente) saltando al agua, seguido de todo su rebaño, expuestos al ataque de los cocodrilos y a la corriente. Que cruel es la naturaleza, y que bella al mismo tiempo…

 

Mondia estaba un poco nervioso, nos dijo que acercarse tanto al río estaba prohibido y que si algún ranger nos veía por ahí, le pondrían una fuerte multa. No nos supo decir bien porque era una zona restringida, quizás para evitar accidentes de coches que se asoman demasiado al río…

 

Recorrimos un rato el curso del serpenteante río, estaba lleno de cocodrilos e hipopótamos, pero vimos también un par de leones jóvenes retozando entre unos matorrales. Uno de ellos estaba con la panza al aire, rascándose la cabeza contra el suelo. Nos miraron con esos ojos amarillos de felino y su rictus impasible y continuaron con su ociosa actividad.

 

Vimos también por allí, a una distancia peligrosa, a un eland, el antílope más grande de Africa. Magnifico ejemplar, con su papada, su retorcida cornamenta y su piel aterciopelada de color grisácea. Ese animal debe pesar más que un toro de lidia.

 

A todo esto, Mondia, como os comentaba era un guía especial. Llevaba su propia cámara de fotos y no dejó de hacer fotografías, sobre todo a las aves. Nos comentó que era un buen aficionado a la ornitología. Nos resultó extraño que una persona que se dedicaba a esto y que teóricamente estaba todo el día sobre el terreno, se pusiera a hacer fotos… a nosotros no nos molestaba, pero nos pareció raro. Quizás tuviera algún encargo de alguien o estaba haciendo algún trabajo y necesitaba material.

Era la hora de comer y Mondia nos llevó a una montañita, donde según él, podríamos comer tranquilamente nuestro picnic. La minivan subió una empinada cuesta sin problemas. Llegamos a lo alto de la montaña desde donde había unas vistas impresionantes de los alrededores. La vista no alcazaba el final, me imagine que aquellas lluvias a lo lejos podían estar regando el Serengeti tanzano.

 

Bajamos del coche y nos cercioramos de que no había ningún animal peligroso por los alrededores, había matorrales y ahí es donde se esconden muchas fieras. Tras asegurar el terreno, nos pusimos a comer el picnic. Estos packs los prepara el Lodge donde has estado alojado. Casi todos ponen lo mismo; fruta, un trozo de pollo, zumos, galletas, huevo duro y agua. Comimos un poco mientras contemplábamos las magníficas panorámicas y comentábamos los avistamientos de aquella jornada.

 

Estaba lleno de moscas muy pesadas, Mondia se puso una rama en la oreja cuyas ramas le cubrían parte de la cara. Nos comentó que aquellas plantas auyentaban a las moscas y parecía que funcionaba, así que hice lo mismo y me solucionó bastante el problemilla.

 

Vimos un pequeño roedor muerto, lo cogí por la cola y lo dejé de nuevo en el suelo, seguro que algún ave lo encontrará y se lo cruspirá…Nos hicimos unas fotos los 4 juntos con aquellas panorámicas, un buen recuerdo de aquel fantástico viaje. Aquel día nos habíamos puesto todos el chaleco de safari que nos había regalado Alex, así que parecemos un equipo de reporteros del National Geographic.

Un safari por Kenia es un viaje inolvidable. Esta fue nuestra celebración de 50 cumpleaños.

Bajamos de la montaña y continuamos nuestro safari. Nos encontramos con las tres leonas de esta mañana y habían cazado algo!. Sus caras estaban ensangrentadas y llenas de moscas. La presa en la que se habían fijado esta mañana había perecido. Si las hubiéramos seguido hubiéramos visto una escena de caza, en fin, otra vez será. Intentamos averiguar que animal habían cazado, parecía algo pequeño porque casi no se veía. Las leonas estaban sentadas desgarrando carne, y relamiéndose las patas, ese día habían podido comer.

 

Un poco más allá vimos un grupo numeroso, de unos 15 buitres, comiéndose a un ternerito de ñu. Otros tantos estaban volando dando vueltas por encima de la presa. El ñu estaba entero, así que debía haber caído hacia poco tiempo. Los buitres se peleaban violentamente entre si para poder hincar el mejor bocado, me imagino que los ojos.

 

De pronto llego un buitre enorme que asustó a todos los que había allí en aquel momento. Parecía el macho dominante, con la cabeza calva, enormes alas y poderoso pico. Todos los demás se apartaron y el que no lo hizo, recibió un aviso del enorme ejemplar, que se puso sobre la presa, agarrándola bien con sus patas mientras empezó a hurgar el ano del pequeño ñu, una zona de carne blanda, fácil de desgarrar.

Estábamos ya acercándonos a nuestro Lodge, vimos, cerca de las dependencias centrales del parque, unos charcos donde estaban bañándose y jugando un grupo de babuinos, igual que si fueran personas!

 

Esta noche nos tocaba dormir en el Sarova Mara Camp, un Lodge con habitaciones tipo tienda, “tented Lodge” se llama este tipo de alojamientos. Esta tarde nos dimos un baño en la piscina del hotel y luego nos fuimos a dar un paseo por los enormes jardines del lodge, que colindaban con el parque nacional. Subimos hasta el límite del jardín, al otro lado de la cerca había un grupo de jirafas pastando y al fondo, se veía, de nuevo, la espectacular puesta de sol africana. A continuación fuimos a cenar. El buffet de este hotel era fantástico. Tras cenar, nos dirigimos a nuestras tiendas a dormir. Justo delante de nuestra tienda había un impala acurrucado, que parecía buscar protección. No parecía asustarle nuestra presencia.

 

Las tiendas estaban muy bien montadas y tenían mucho encanto, con dintel y mosquitera, luz tenue… ideal para parejitas. El día había sido intenso de emociones, así que dormimos del tirón.

Nuestra experiencia visitando un poblado masai en la región de Masai Mara

Hoy era nuestro último día en Kenia, se acababa nuestro viaje… Tras el desayuno y la inspección del Lodge, nos pusimos en marcha hacia Nairobi. Pero aún nos faltaba visitar un poblado masai.

 

Los días anteriores nos habíamos fijado que había varios asentamientos entre el Lodge y la entrada del parque. Estuvimos deliberando si visitar o no un poblado, ya habíamos visto a los samburu y aunque la experiencia es muy gratificante, y ellos están encantados de recibirnos, nos daba mucha pereza tener que ponernos a regatear, porque la contrapartida a la visita, siempre es la compra de alguna de sus artesanías. Finalmente decidimos visitar el poblado, teníamos que completar el programa de actividades y no sabíamos cuando íbamos a volver a Kenia, así que le dijimos a Mondia que nos llevara a uno de aquellos asentamientos.

 

Antes de dirigirnos hacia allí, Mondia paró en una gasolinera a repostar y de repente, vinieron de nuevo las mujeres masai que nos habían “acosado” el otro día a la entrada del parque. Seguían con su estrategia de vendedoras intensas y agresivas. En esta ocasión, tuvieron éxito porque Kike y Toni se mostraron muy receptivos. Era nuestro último día en Kenia y si queríamos llevar algo a nuestros seres queridos de Barcelona, era ahora o nunca. Kike decidió comprar casi todo el género que llevaba una de las masai colgado entre su cuello y sus brazos; se trataba de decenas de pulseras, collares, llaveros, todos en motivos masai, figuritas, etc. Ni se miró lo que era, negocio un precio a peso y lo adquirió. Dijo Kike que ya lo repartiría y si queríamos algo, que nos lo dejaba a buen precio… creo que la mujer masai alucinó… normalmente venden al detalle, de pulsera en pulsera. En aquella ocasión lo vendió todo de golpe!

 

Por su parte, Toni también compro bastantes cositas, pero se enrocó en una negociación y al final no hubo acuerdo. Alex y yo habíamos comprado varias cosas en la tienda del Lodge ayer por la tarde. Tonterías, pero de cierta calidad, y visto lo de hoy, a precio de oro… lo hecho, hecho está.

Llegamos al poblado masai, se trataba de una manyatta, es decir, un recinto rodeado de zarzas espinosas, con chozas de adobe dentro, donde viven los masai. Un poco más allá había unas casas más occidentales, se veía alguna con depósitos de agua, parece ser que era donde vivían los rangers del parque.

 

Antes de entrar en la manyatta, se nos acercaron varios masai para negociar la tasa de conservación. Teóricamente este importe va para la mejora de las instalaciones de la comunidad. No fuimos muy generosos, nuestra visita iba a ser breve. A Alex y a mi nos pusieron unas pieles de león auténticas en la cabeza para que nos hiciéramos una foto… Nos invitaron a entrar y nos explicaron un poco como estaba distribuida la manyatta. Nos enseñaron también una choza, todas de adoba, con una cama con un manto masai y nos dijeron que la alquilaban a viajeros para pasar la noche allí… aquello, si se le ha de calificar de alguna manera, sería un alojamiento “primitivo” con baño compartido. Quien sabe, hay gente para todo, seguro que alguno se habrá quedado a dormir allí, con las pulgas.

 

Estuvimos haciendo fotos a los masai y las masai. Había varios niños y mujeres sentadas vagueando, me dio la sensación de que estaban de decoración, pero también es verdad que en algunas chozas se veía mujeres cocinando. No sé hasta que punto ese poblado era real o era un montaje para los turistas. Lo que esta claro es que los masai eran de verdad. Seguidamente nos pasaron a una especie de mercadillo lleno de tenderetes con artesanías y otros objetos típicos masai. Estuvimos un buen rato allí, no solo regateando, también les estuvimos preguntando por sus costumbres y se mostraban amables y animados con las respuestas. Al final les compramos alguna bisutería, pero también sus mazas de madera, un bonito recuerdo, de lo más auténtico que había por allí ya que es una cosa que ellos utilizan habitualmente.

 

Al salir del poblado, quise hacer una competición con uno de aquellos masai para ver quien saltaba más. Toni se apuntó y empezamos a saltar al modo masai y filmándonos con la GoPro. Fue muy divertido, acabamos descojonándonos los tres por le pésima coordinación que llevábamos.

 

Justo cuando nos íbamos, vimos como recibían con grandes honores a un grupo de turistas. Se pusieron 10 ó 12 masais a saltar y cantar, rodeando a los viajeros. Era una danza guerrera, llevaban lanzas y escudos. Era hasta un poco intimidatoria. Seguro que aquellos turistas les pagaron mucho más por la visita que nosotros, ahora me arrepiento de haber sido tan tacaño…

¿Como es el trayecto entre Masai Mara y Nairobi?

Nos pusimos en marcha hacia Nairobi. La carretera es casi toda de pista y en muchos tramos está siendo desdoblada, así que no se puede correr mucho. Vimos por el camino algunos poblados masai que seguramente eran más auténticos que el que habíamos visto nosotros, pero a Mondia se le veía tenso porque íbamos justos de tiempo, así que no paramos. Pasamos por Narok, donde había mucho ambiente, mucha gente por la calle, se veía una población emergente.

 

El resto de la carretera seguía bastante en mal estado, muchos trozos en obras, pero como abandonados. Me pareció increíble que tuvieran aquello en aquel estado… una via de comunicación que lleva a uno de los recursos más importantes del país… bien pensado, quizás no convenga explotar demasiado aquel recurso tan valioso.

 

Ya muy cerca de Nairobi, y con la carretera de asfalto, que viene de donde habíamos estado días anteriores, el Lago Naivasha y Nakuru, nos encontramos con un puerto de montaña considerable, lleno de camiones. Solo había dos carriles y la pendiente era bastante fuerte, con lo que la conducción era lentísima, hubiéramos adelantado más caminando… A medio puerto, hicimos una parada en un mirador con restaurante. Las vistas eran impresionantes, se veía toda la falla del Rift Valley perfectamente, fue un buen sitio donde parar. Comimos algo de nuestro picnic y el resto se lo dimos a los del bar, que lo aceptaron encantados.

 

El bar era un chiringuito de chapa, con un cartel publicitario de Coca Cola que decía “Burudika na Cocke Baridi”, que viene a decir que allí se vende Coca Cola fría, cosa que certifico, estaba muy fresquita.

 

Por fin llegamos a Nairobi, desde la carretera pudimos ver los “townships” o barrios de chavolas de las afueras de la ciudad, era impresionante ver todas aquellas extensiones de hojalata y plásticos donde viven miles de personas. Un aspecto del país que no se enseña, pero que es real como la vida misma.

Información útil para visitar la Reserva de Masai Mara

Ubicación de la Reserva de Masai Mara

La Reserva de Masai Mara se sitúa al sur del Valle del Rift, en la frontera con Tanzania. Se encuentra a unos 280 km de Nairobi (unas 6:30 horas de carretera). La Reserva Nacional de Masai Mara ocupa 1.510 km2 y fue creada en 1968.

¿Cuál es la mejor época para visitar Masai Mara?

Se puede visitar durante todo el año, los safaris por Masai Mara son siempre excelentes y se pueden ver cantidad de especies residentes, entre ellas los grandes mamíferos y depredadores.

 

Si existe algún momento mejor en Masai Mara, ese es durante la temporada seca, en agosto y septiembre, cuando una gran porción de los rebaños migratorios se encuentran pastando por las inmensas llanuras de Masai Mara. 

¿Cuánto dura un safari por Masai Mara?

Es recomendable dedicar un mínimo de dos días completos de safari en la Reserva de Masai Mara. Si fuera posible añadir un tercer día, sería perfecto.

¿Dónde dormir en Masai Mara?

Entre las docenas de lodges de la reserva y sus alrededores se incluyen desde hoteles de cadena hasta alojamientos exclusivos en plena naturaleza. Para contemplar animales, los mejores lodges son los que están al nordeste de los ríos Talek y Mara. Existen también, varios campings dentro y alrededor de la reserva.

 

La mayoría de los alojamientos en Masai Mara están justo fuera de los limites de la reserva, a un paso de la entrada de Sekenani. Estos alojamientos son un poco más económicos que los pocos que están dentro de los límites de la reserva.

 

Algunos de los mejores lodges dentro de la reserva de Masai Mara son: Mara Serena Safari Lodge, Keekorok Lodge, Riverside Camp, Porini Lion Camp, Rekero Camp y Governor’s Camp.

 

Los mejores lodges al límite de la reserva son: Mara Simba Lodge, Sarova Mara Game Lodge, Mara Leisure Camp y Masai Mara Sopa Lodge.

 

En cuanto a alojamientos sencillos y económicos, Mara Sentrim Camp.

Mapa de Masai Mara

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