El Cráter de Ngorongoro es una de las maravillas naturales de nuestro planeta. Es la caldera volcánica mejor conservada del mundo. Su forma redonda perfecta lo convierte en un espectáculo paisajístico sin parangón.
La caldera tiene 20 km de diámetro y una profundidad de unos 600 metros. Recuerdo la primera vez que lo ví, me quedé impresionado… Es una imagen que guardaré en mi memoria para toda la vida, nunca había visto algo igual…
Pero, además del valor paisajístico que tiene el Ngorongoro, se le ha de añadir que en su interior está lleno de animales. Es posible ver los 5 Grandes en una jornada de safari por el cráter de Ngorongoro, por eso lo llaman el “Jardín del Edén”.
El cráter Ngorongoro, es, en definitiva, uno de los mejores parques del mundo y un destino obligatorio cuando visiteis Tanzania.
En el cráter de Ngorongoro puedes ver los 5 Grandes, es decir; león, elefante, búfalo, leopardo y rinoceronte. Además de estos, tendréis oportunidad de ver; guepardos, ñues, cebras, facoceros, avestruces, impalas, gacelas, dik dik, chacales, hipopótamos, todo tipo de aves, etc. No se ven jirafas en Ngorongoro. Hay varias teorías, una dice que los senderos de entrada y salida al interior de la caldera son muy empinados y las jirafas, con su cuerpo tan especial, no pueden transitar por ahí.
El cráter de Ngorongoro es un recinto relativamente pequeño y por lo tanto limitado, así que los avistamientos, con tanta fauna acumulada, están asegurados.
De camino al Ngorongoro Sopa Lodge, por la carretera que bordea el cráter, se nos apareció una leona sentada en medio de la pista. En seguida se metió en la frondosidad de la vegetación, que aquí es impresionante… Esa tarde, nos dedicamos a contemplar la puesta de sol desde la terraza de nuestro Lodge. Las vistas son maravillosas desde aquí.
Al día siguiente, descendimos al interior de la caldera por la parte oriental, con una inclinación mucho más suave que la parte occidental. Lo primero que vimos fue una manada de búfalos africanos pastando plácidamente. Podíamos apreciar la forma circular de las paredes del cráter y la sensación de estar dentro era perfectamente apreciable.
Vimos cebras y ñues en un pastizal, avestruces y elefantes en las praderas amarillas y verdes. Aquello era un verdadero paraíso… una familia de leones moviéndose por allí, vimos varios hipopótamos salir de unas charcas, también hienas deambular por allí. Al llegar al lago Magadi, pudimos ver una colonia enorme de flamencos rosados, ¡que bonito! Impalas, garzas, nidos de pájaro tejedor…
Y de repente, ¡un guepardo! ¡Mi animal favorito! Estaba vigilando a una manada de ñus que lo tenían controlado. Los ñus estaban mirándole, atentos a sus movimientos. El guepardo, que sabía que sus posibilidades eran escasas, se tumbó en el suelo y empezó a lamerse y a bostezar, enseñándonos toda su afilada dentadura. Que preciosidad de animal, siempre me ha fascinado esta especie. Su cuerpo ha evolucionado para ser el más rápido de la sabana. Es, ni más ni menos, que un gato grande.
¿Sabíais que antiguamente, en Oriente Medio y Asia se le domesticaba para estar en los palacios? Por fin habíamos avistado al guepardo. Ya me podía ir de nuestro safari por el cráter de Ngorongoro tranquilo.
Vimos, en el interior del cráter, masais con sus rebaños de cabras. La imagen era impactante ya que unos kilómetros más allá acabábamos de ver un guepardo, hienas, hipopótamos, etc. Parece que los masai están acostumbrados a la presencia de la fauna salvaje y viceversa.
Entramos en el bosque de acacias amarillas, el hábitat del leopardo, que todavía no lo habíamos visto. Estuvimos rastreando lentamente y escuchando el sonido de la jungla, que muchas veces te ayuda a detectar la presencia de algún animal. Oímos varios chillidos de monos, que delataban la presencia de algún gran depredador, posiblemente un leopardo, pero no conseguimos avistarlo. Finalmente salimos del cráter por la parte occidental. Por aquí la carretera de salida es muy escarpada.
El cráter por el interior del Ngorongoro había sido fantástico. Aquí, por motivos de conservación, solo se pueden hacer “game drives” de 6 horas y nuestro tiempo se había agotado… Ya estoy esperando a volver para seguir explorando el Ngorongoro.
Cuando os planteeis que ver y que hacer en vuestro viaje de 15 días a Tanzania, explorar el cráter de Ngorongoro debería ser uno de los highlights de vuestro programa.
El cráter de Ngorongoro forma parte del Área de Conservación de Ngorongoro. Esta se sitúa entre el Lago Manyara y el Serengeti, al norte de Tanzania y a unos 180 km (3 horas en coche) de Arusha.
Cualquier época de año es buena para visitar el Cráter de Ngorongoro. Aquí no hay migraciones, por lo tanto, los animales que habitan el interior de la caldera, viven de forma residente, todo el año.
En temporada húmeda, el cráter suele estar rodeado de nubes y la visibilidad desde los lodges que están al borde puede ser peor que en temporada seca, que suele estar más despejado.
El safari en el cráter de Ngorongoro está limitado a 6 horas. Este es un criterio medioambiental y de conservación. Está muy controlado y si los rangers os parasen y viesen que habéis estado más horas de las que os tocan, podrían multar de forma severa a vuestro guía.
En lo alto de la cresta del cráter de Ngorongoro existen 4 lodges de obra; Ngorongoro Crater Lodge (de super lujo y super exclusivo), Ngorongoro Serena Lodge, Ngorongoro Wildlife Lodge y Ngorongoro Sopa Lodge. Estos 4 lodges tienen unas vistas impresionantes al interior de la caldera. Merece la pena alojarse en alguno de estos lodges durante vuestro viaje por Tanzania.
Estos lodges son un poco más caros que los situados fuera del borde, sin vistas, pero será un acierto por vuestra parte aceptar este plus. Las vistas del interior del cráter son impresionantes.
En los últimos años se han montado varios tented lodges también al borde del cráter e incluso alguno en las laderas del interior del cráter, pero NO tiene vistas. Están situados en el interior de zonas boscosas sin perspectiva.
La alternativa a los lodges del borde del cráter son los situados en Karatu, a 15 min. del cráter. Aquí hay más variedad de alojamientos. Los hay de todas las categorías; básicos, turista, turista superior y hasta de lujo. Pero ninguno tiene vistas al interior de la caldera. Aquí los lodges son un poco más económicos, pero has de calcular que para llegar al cráter has de pagar una tasa de conservación que has de sumar al precio, así que muchas veces la comparativa de precio no es tan elevada.
El Área de Conservación de Ngorongoro es un espacio de 8.350 km2 donde el Gobierno de Tanzania decidió poner en marcha un experimento; la coexistencia de la fauna salvaje y el Hombre. Toda esta región ha sido durante miles de años, el hábitat de los masai y por lo tanto, sus tierras. El Gobierno de Tanzania no quiso sacar a los masai de estas tierras y por lo tanto tuvo que inventarse un estatus para la conservación de toda esta región.
No podía ser un parque nacional porque esta categoría no permite la presencia de asentamientos humanos.
El Área de Conservación de Ngorongoro abarca destinos como el cráter de Ngorongoro, el cráter de Olmoti (3.100 m), el cráter de Empakaai (3.262 m), Oldonyio Loolmalassin (3.648 m), el Monte Oldeani (3.216 m), el Monte Lamekarot (3.133 m), las Gargantas de Olduvai, las Llanuras de Ndutu, y las Llanuras de Ilkarian.
Es posible hacer varios trekkings interesantes en el Área de Conservación de Ngorongoro, en concreto, a los dos cráters menores de la cordillera; Olmoti y Empaakai. Son treks que puede hacer todo el mundo, ya que no son técnicamente exigentes.
Hay diversidad de programación en esta zona, así, existen programas de hasta 1 semana haciendo excursiones a los diferentes volcanes e incluso ascendiendo al Oldonyo Lengai, la montaña sagrada de los masai.
Al cráter Olmoti se puede llegar en coche. Su caldera es menos profunda que la de sus hermanos. En la parte más alta se alcanzan los 3.080 m y su interior es una meseta pantanosa donde los masai pastan con sus rebaños.
El cráter Empakaai es más parecido al Ngorongoro, pero más pequeño, de tan solo 6 km de diámetro. Desde aquí hay unas preciosas vistas de Oldonyo Lengai.
En el interior del cráter de Empakai hay un bosque y un lago, donde suelen haber manadas de flamencos.